miércoles, 8 de febrero de 2012

Festes de Sant Blai 2012 (o unas fiestas a la fresca...)


Hace ahora exactamente un año que publicaba por ultima vez en este blog.  El avance imparable de las redes sociales han desplazado a los antes activos blogs como  principal fuente de información sobre los acontecimientos en la vida de nuestro pueblo.  Yo mismo he dejado de reflejar en este blog los acontecimientos acaecidos en el ultimo año , algunos de gran repercusión en  mi vida, en parte por falta de tiempo y en parte invadido por la desidia que parece haber afectado a  la mayoría de los bloggers locales.
Sin embargo no he podido resistir el impulso un año mas de retomar este foro abandonado desde hace meses para narrar mis vivencias en el que es sin duda uno de los hitos anuales más significativos en la vida del pueblo, las fiestas en honor a nuestro patrón Sant Blai.

Ha sido la edición de 2012 para recordar en especial por la intensa ola de frío siberiano que ha reinado durante los días de fiesta desafiando la resistencia de público y festeros, que una vez más han sido capaces de cumplir la tradición de festejar a Sant Blai con brillantez pese al rigor del tiempo.
Este año empezaba para mi con la gran ilusión de poder acompañar a mi pequeña hija en sus primeros pasos como festera. Su alta en nuestra filà, el “Terç de Suavos”, durante  la asamblea de “Tots Sants” fue el primero de una serie de inolvidables actos que en estas, sus primeras fiestas, íbamos a poder compartir.
Es por ello que quiero dedicarle a ella esta crónica para que quede escrito con detalle como vivimos la fiesta del año en que por vez primera participó en ella.
Día de les Caixes.
El volteo general de campanas a medio día me sorprendió enfrascado en el trabajo y me hizo darme cuenta que los días que tanto había esperado estaban ya llamando a la puerta.
Las ultimas horas de trabajo antes de comenzar las fiesta pasaron lentamente y cuando ,por fin,  pude cerrar los últimos asuntos pendientes salí a la calle con mi familia para ver la “retreta de les caixes”. Vimos pasar la comitiva y decidimos ver el castillo desde el ventanal de casa ya que el frío empezaba a apretar y queríamos preservar de el a los más pequeños.
Al cabo de un rato ya apretaba el paso dirigiéndome al maset de mi filà para compartir con mi cuadrilla una buena cena a base de chuletas fritas con ajitos y patatas que nos aportó el calor necesario para desfilar por las calles del pueblo tapados con nuestras mantas.
El momento en que vamos reuniéndonos poco a poco los amigos  para empezar a vivir la fiesta se vio este año reforzado por las nuevas tecnologías, ya que uno de nosotros tuvo la genial idea de crear un grupo de WhatsApp en que todos estábamos puntualmente informados de la ubicación y ocurrencias de cada uno de los componentes.
El termómetro empezaba a bajar según lo  previsto lo cual no impidió que pasara  un buen rato en la plaza hablando y acabando de ver el desfile antes de volver a casa casi sin voz.
Día de L’Entrà
Al despertar lo primero que me llamó la atención fue el silencio reinante. Me levanté a oscuras y salí al salón donde me di cuenta que la nieve y la niebla cubría los tejados del pueblo.
¡¡Esta nevando!!...
No pude evitar la sensación de preocupación ya que el panorama no hacia demasiado seguro el que se pudiese llevar a cabo la Entrada.
Mi ilusión desde hacia días era acudir a la entrada de las bandas con mi hija, pero el panorama que se presentaba daba al traste con mis expectativas ya que era demasiado arriesgado sacar a  un bebe en brazos con el suelo helado y en aquellas condiciones.
Desde hacía meses teníamos  contratada junto a un grupo de amigos una carroza para poder salir juntos a la entrada con nuestros hijos , y ahora el tiempo y el frío hacían que tuviésemos la duda razonable de si no sería una barbaridad exponer a las criaturas a un desfile en aquellas condiciones. El sentido común nos decía que debíamos desistir de nuestro plan, pero la ilusión puesta en poder salir con nuestras familias por primera vez a la entrada, hizo que al salir el sol y a pesar del frío, retomásemos nuestra idea original..
La primera vez que te pones el traje es cada año un momento especial para mi. Es un momento que espero con tantas ganas…cuanto ni más este año que venia con el incentivo de vestir por primera vez a mi hija con su pequeño traje de “Suava” que desde hacia meses le veníamos preparando con ilusión.
La comida como todos los años con los amigos de la filà , siendo este año en la estación degustando el típico y clásico menú del establecimiento. Entre risas y buena comida el sol y el frío se adueñaron de la tarde y oímos la carcasa que anunciaba que “L’Entrà” había comenzado un año más.
Tras recoger a mi mujer y mi hija nos reunimos en la calle Valencia con el resto de amigos que iban a compartir la carroza con nosotros y empezamos a disfrutar todos de una experiencia diferente a la de salir desfilando como veníamos haciendo en años anteriores.
Los niños mas mayorcitos lo pasaron bomba y los más pequeños de la carroza, tapados con la manta completamente para evitar que pasaran frío, abrían los ojos como platos ante la locura colectiva de color y música que es la fiesta, completamente nueva para ellos. Siempre he imaginado el orgullo que debe suponer para un padre festero poder sacar a sus hijos consigo, ahora ya se que es una de las experiencias más gratificantes que he  podido tener como festero.
La entrada en general este año no excesivamente larga y vistosa a pesar de la situación económica. Esta claro que cuando no sobra el dinero la gente lo suple con ingenio haciendo que la fiesta mantenga su nivel.
Destacaría por su peculiaridad la participación del centenario D. Juan Bta Molina Luna que quiso celebrar su inminente siglo de vida, vistiendo junto a su familia el traje de Españoleto.
Desde una carroza y acompañado por sus hijos y nietos nos dio una lección de que el espíritu festero no debe apagarse con la edad.
A destacar también todas las capitanías. Me gustaron en especial la de los Granaderos por su originalidad participando en el boato diferentes uniformes de soldadesca española de diversas épocas. La de los Contrabandistas por la bonita carroza  de su capitán y la acertada idea de recuperar las grupas o “aparellaes” tan clásicas de la filà en otros tiempos.
Ya en el bando moro fue especialmente vistosa la capitanía de los Marrocs , en la que amigos y familia de la capitana salieron montando camellos con el traje oficial de la filà.
En lo que si se notó la crisis fue en las carrozas o camiones que salen al final de la entrada ,apenas cuatro o cinco y con poca cantidad y variedad de carga.
Tras la entrada merendamos en el maset y acompañe a mi familia a casa. Acabé de ver el desfile en casa de mi abuela como otros años pero este año sin la compañía de mis amigos que acabaron dispersándose temprano , unos a atender a las necesidades de sus niños y otros a acabar de quemar la jornada en los locales del pueblo.
Día de Sant Blai.
Otro año más sin acudir a la Diana aunque esta vez el motivo no fue el sueño sino el termómetro. Al levantarme y ver los -5º en el termómetro de mi casa decidí que era demasiado intenso el frío como para pasearse por el pueblo a esas horas.
Lo mismo que yo debieron pensar muchos en mi filà porque según me comentaron solo 24 hombres formaron a la salida de la misma, demostrando más valentía las chicas que superaban la cuarentena.
Es curioso como cambian las rutinas cuando hay niños pequeños... Yo que siempre había acudido incondicionalmente a la misa de Sant Blai, tuve que reemplazarla este año por un paseito al sol con el carrito por “les paraetes”.
Tras dejar a mi mujer e hija en casa, ya que los horarios de comidas de un bebé no entienden de fiesta, subí a la placeta de Sant Vicent a reunirme con mis amigos y para mi sorpresa ninguno había estado ni en la diana ni en misa a pesar de no haber trasnochado demasiado la mayoría de ellos. No se si será la edad o el frío pero algo esta cambiando en esta cuadrilla…como dice un buen amigo, ”Ya nos esta haciendo falta una capitanía para ir a todos los actos”.
El preceptivo saludo a las autoridades y un rápido paso por el maset. Los Zuavos no podemos permitirnos entretenernos demasiado ni tan siquiera comiendo el tradicional puchero de Sant Blai, ya que a las cuatro y media hay que estar en el maset de nuevo para formar “El Piquete”.
Divertido el desfile con los amigos que nos llevó en primer lugar a casa de la alférez en la calle Abadía y posteriormente a recorrer el pueblo en el trayecto de ida y vuelta a casa de la capitana en el otro extremo de la población. Las ocurrencias y bromas de los distintos miembros de nuestro grupo amenizaron el trayecto hasta la hora en que empezaba la solemne procesión.
Como queríamos compartir con nuestras familias la procesión, otros dos amigos y yo abandonamos las filas del piquete tras el desfile vespertino para hacer la procesión con el cirio como hacen el resto de filaes. Emotivo para mi poder llevar en brazos a mi hija durante el recorrido. Tanto la abrigamos para que no pasara frío que se durmió plácidamente a pesar del sonido de la banda que interpretaba una bonita marcha procesional  y de los Vítoles de los asistentes.
Una vez mas el frío reinante hizo que la entrada de Sant Blai en la plaza la viese ya y por primera vez desde que yo recuerde, desde el salón de mi casa y por la tele, ya que una vez acabado el recorrido no pudimos esperar con los niños el largo rato que transcurrió hasta  la entrada en la plaza de nuestro patrón.
El día grande finalizó con una cena de todos los amigos ,como es nuestra costumbre, que en esta ocasión celebramos en el maset de los contrabandistas amenizada por un peculiar dúo artístico que montó una pequeña verbena.

Día de Moros i Cristians
Nuevamente amaneció con temperaturas extremadamente bajas que hicieron que no me plantease la asistencia a la diana.
El día de Moros y Cristianos ha sido para nuestra cuadrilla los últimos años un sinónimo de montarnos la fiesta por nuestra cuenta en la que aprovechábamos para probar la cocina de otros masets, como Granaderos, Estudiantes, Marinos y en los últimos años Contrabandistas.
Sin embargo este año tenia el compromiso de atender a un grupo de compañeros de trabajo que se habían desplazado al pueblo para conocer la fiesta aprovechando que era sábado.
Tras esperar un rato que aproveché para ver comenzar la batalla de arcabucería y dar una vuelta por “les paraetes”, recibí la llamada de mis invitados y acudí a recogerlos con la intención de acompañarlos a conocer algunos actos de nuestra fiesta.

La primera experiencia festera que vivieron fue la de verse en medio de la filà de Mosqueters disparando sus mosquetes lo cual les llamó mucho la atención ya que nunca habían  visto el ritual del disparo de un mosquete y la contundencia de su disparo.

Posteriormente acompañe a mis invitados a la plaza al tiempo que les explicaba la estructura de la fiesta y respondía a sus preguntas y comentarios sobre lo peculiar que les resultaba nuestra indumentaria festera.
Nuevamente en la plaza el frío era demoledor y  esto, unido a la demora que hubo desde que la centinela rechazo a los jinetes moros hasta que empezó el parlamento propiamente dicho, hizo que mis compañeros se refugiasen en les Coves para entrar en calor. Salvo dos niñas pequeñas, hijas de uno de mis invitados, que hechizadas por el colorido del acto de la embajada aguantaron junto a mi en primera fila el acto completo de la embajada. Las niñas encantadas con el traje de “princesa” de la capitana de los Españoletos se interesaban sobre como podían vestirse igual y les preocupaba que la discusión entre ambos embajadores fuese real. Tuve que asegurarles varias veces que eran amigos y que la pelea era de broma para que se quedasen conformes.
Finalizado el acto me desplace con mis compañeros de trabajo al maset de los Zuavos donde comimos juntos y se empaparon del ambiente festero y de la filà.

Allí pudieron conocer mejor alguna de nuestras costumbres y productos como el herbero que acabó siendo el triunfador de la reunión.
Mi cuadrilla de la filà también comieron en el maset y de vez en cuando me pinchaban con la broma de que estaba “exiliado” o “pringado” atendiendo a mis compañeros en vez de estar de fiesta con ellos en su mesa.
Tras una larga sobremesa acompañe a mis invitados a visitar parte del barrio medieval que les dejo gratamente sorprendidos pues no habían podido visitarlo en una anterior visita al pueblo y les gustó mucho.
Ya era hora de la embajada del cristiano, así que toda la comitiva nos desplazamos a la plaza a verla. Nuevamente los detalles como el entierro de la Mahoma, llamaron la atención y la curiosidad de los  forasteros.
Las niñas antes de irse querían saludar al embajador Moro a lo que este se brindó amablemente.

Después de acompañar a mis invitados a que conociesen el maset de los Contrabandistas donde un amigo se ofreció cortesmente a enseñarles todas las nuevas instalaciones, me despedí de ellos con la grata sensación de que realmente habían disfrutado de la estancia en Bocairent.
Una vez cumplidas mis obligaciones de “anfitrión” corrí al maset a reunirme con mi cuadrilla a la que había tenido abandonada todo el día.
Por lo que me contaron también fue un día intenso para ellos ya que algunos de mis amigos no se quedaron ni a cenar.
Con unos cuantos que aun resistían disfrute en el maset de una sabrosa cena.
Al salir a la calle la retreta aun estaba comenzando y el intenso frío no parecía que fuese a ceder, así que agotado decidí irme a casa y ver lo que pudiese desde allí.

Este año algo más floja aún que otros años al no haber el incentivo de la embajada de la risa o del contrabando al finalizar la misma. Mencionaría el simulacro Sanferminero de los Marrocs, y la participación masiva de Marinos vestidos de Wally  aprovechando el jersey rayado de su traje. Este año otros grupos clásicos de la retreta se tomaron un respiro con actuaciones menos elaboradas que las que acostumbran. Participaron también algunos vehículos mas o menos tuneados con los colores o escudos de algunas comparsas como un Marino–móvil o una vespa suava.
Día del Santo Cristo
La mañana empezó nuevamente con el termómetro por los suelos y pese a disponer del vehículo de un compañero de cuadrilla decidí no subir a la ermita para acompañar mas tarde a mi mujer e hija a besar la reliquia.
Al salir de casa en dirección a la plaza empezaron a caer finos copos de nieve que al cabo de media hora empezaron a arreciar organizándose una considerable nevada.

Subimos a la carrera a la iglesia con el carrito de bebe incluido. Esperamos un buen rato a que el banderín de los Zuavos llegase al templo para besar la reliquia, pero visto que no llegaba y que cada vez nevaba con más fuerza nos camuflamos entre los festeros de la filà de Granaderos que ya estaban en la iglesia y tras besar la reliquia volvimos “pitando” a casa mientras la nieve se amontonaba sobre nuestras boinas, mantas y cubría de blanco el plástico-burbuja que protegía a nuestra hija dentro de su cochecito.
Mucha gente residente fuera del pueblo que estaban aquí por las fiestas, al ser laboral para muchos al día siguiente y ver la que se podía montar, optaron por salir a toda prisa de Bocairent antes de que la nieve pudiese bloquear la carretera y hubo un momento en que por el puente circulaban decenas de coche continuamente que se iban. Mi hermano y algunos amigos y conocidos finalizaron abruptamente su estancia unas horas antes de lo previsto por miedo a que la nevada les impidiese reincorporarse a sus puestos de trabajo al día siguiente.
Durante la comida siguió nevando cubriendo de blanco el pueblo aunque después de un rato paró de caer la nieve permitiendo retomar la fiesta normalmente.

Unos cuantos de la cuadrilla comimos un suculento caldero de arroz con bogavante en el maset que nos reconfortó del frío soportado.
Después de la comida despedimos a algún amigo más que finalizaba su participación  y nos dirigimos al Te Deum a dar las gracias por las fiestas transcurridas sin más problemas que el intenso pero finalmente soportable frío.
El tiempo volvía a estar revuelto y el cielo gris. La amenaza de heladas o nuevas precipitaciones hicieron tomar a la junta la decisión de suspender la "cordà" prevista para la noche trasladándola al próximo sábado.
El cambio de bandas sirvió como ritual para proclamar a nuestros capitana y alférez para las fiestas  del 2013 y el paseo posterior se hizo en un ambiente festivo en el que a alguno le cayó algún bolazo de nieve.
El desfile final de las fiestas de este año nos llevó una vez más del puente a la plaza con una considerable afluencia de publico. Desfilamos en dos bloques uno femenino con la capitana al mando y uno de hombres comandado por el nuevo alférez .
Finalizado el acto que permite al pueblo conocer a los nuevos cargos que protagonizarán la fiesta en el próximo año, nos encaminamos de nuevo a nuestro maset donde disfrutamos de las ultimas piezas de los músicos de nuestra banda que ,volvían a casa, tras recibir el aplauso de la filà entera al interpretar como colofón a su participación nuestra pieza más representativa,“El Zuavo”.
La anulación de la cordà y el cansancio acumulado restaba aliciente al hecho de volver a cenar en el maset y provocó que la gente se fuese en gran número a casa dando por finalizado el día y prácticamente la fiesta.
Día de L’Eixabegó
Día de nostalgia , de transición entre la fantasía festera y la cotidianidad, día de descanso y a la vez de preparación mental para volver al trabajo, para volver a vestir de paisano durante casi un año más.
Mañana dedicada a devolver a la casa su aspecto habitual, a guardar los trajes, en definitiva a devolver a su estado de letargo todos los elementos de la fiesta que han sido los protagonistas de los últimos días.
Hacemos una visita al supermercado como muestra de que hay que volver a la rutina. Preparo algunos temas del trabajo que deberé atender de inmediato al día siguiente.
A la hora de comer, el ultimo acto festero para la cuadrilla ya muy mermada por la ausencia de los que ya han tenido que volver a sus trabajos . Comemos la tradicional “Cassola al Forn” y charlamos animadamente sobre la fiesta que ya acaba.

Este año queda el aliciente de volver a reunirnos a cenar una vez mas en la cena del Sargento el próximo sábado con la excusa de asistir a la cordà que se tendría que haber celebrado la noche anterior.
-¿Vendréis a cenar el sábado?,
-¿Salimos a la cordà?
-¡¡Recordad que el domingo es la reunión de Altas y bajas!!...Me han dicho que fulano se borra…
-Y a mi que aquel se quiere apuntar
Poco a poco la conversación decae y por fin nos levantamos de la mesa para irnos cada uno a su casa.
Vuelvo a casa alargando inconscientemente el trayecto para apurar los últimos instantes de esta fiesta de 2012
Un año más con esta crónica he tratado de reflejar las experiencias vividas en estas fiestas y quiero que sirva para agradecer a mi familia y amigos el haber compartido conmigo estos momentos. Quiero rogar a Sant Blai que todos podamos seguir celebrando juntos muchos años nuestras fiestas de Moros y Cristianos con la misma ilusión intensidad que las pasadas .
Ahora esperemos con ilusión las de 2013 que ya están  a la vuelta de la esquina.
¡¡VITOL AL PATRÓ SANT BLAI!!