lunes, 11 de febrero de 2013

Festes de Moros i Cristians en honor a Sant Blai 2013


Cada año y desde hace ya unos cuantos, me marco el objetivo de contar mis vivencias en las pasadas fiestas de Moros y Cristianos en honor a Sant Blai.

Ya en la crónica del año pasado hacía especial hincapié en la inolvidable experiencia que supuso para mi la incorporación de mi hija a la fiesta, y este año pude repetir las magníficas sensaciones del pasado año, ya que el pasado mes Octubre volví a ser padre  de otra niña que, con tan solo seis días de vida fue dada de alta en la Filà Terç de Suavos durante la asamblea de Tots Sants.

Aunque, al ser tan pequeña no pensamos en principio en vestirla de festera, finalmente y ante el ofrecimiento de una amiga de la familia que nos facilitó un traje del tamaño adecuado, la pequeña de la casa pudo vestir el traje de “Suava” junto a sus padres y hermana por primera vez a la tierna edad de tres meses.

 Estas fiestas debido al hecho de tener dos criaturas pequeñas en casa, mi autonomía festera se ha visto bastante limitada , reduciendo mi participación en la fiesta a aquellos actos diurnos (salvo contadas excepciones) a los que podíamos acudir con nuestras hijas y siempre priorizando la atención a sus horarios y necesidades aun a costa de perder algún que otro acto.

Por eso me disculpo de antemano a los interesados en esta crónica si en algún momento no me extiendo demasiado en la descripción de ciertos actos o sucesos puesto que este año he centrado mis esfuerzos en la gratificante tarea de disfrutar de mis hijas siendo testigo de sus primeros pasos en la fiesta.

Día de les Caixes.

El hecho de comenzar la fiesta en Viernes, me permitió acabar mi jornada laboral  a mediodía , ahorrándome las prisas de otros años para poder acudir al acto de la retreta de “les Caixes”.

A pesar de que es un acto al que he procurado no faltar nunca, siempre lo he vivido como espectador. Nunca hasta este año me había hecho el propósito de participar con el “Farolet” y haciendo el recorrido. Fue la ilusión de acompañar a mi hija mayor, que a sus dos años empieza a disfrutar de los actos festeros, la que propició que farol en mano y cría al brazo acudiésemos a la plaza para tomar parte en la comitiva.

El primer Vítol al patró Sant Blai!! , seguido del redoble de las nueve “caixes” confirmando la presencia del sargento de cada una de las “filaes”, dio paso al pasacalle al que nos incorporamos para dar la preceptiva vuelta por el pueblo.

Tras un rápido paso por casa que nos permitió ver el castillo de fuegos de artificio desde los ventanales , mi mujer se quedó en casa con las dos niñas lo que me permitió a mi poder acudir a la cena de la Nit de Caixes en el maset de mi filà.

Cena distendida y con el maset lleno hasta la bandera por tratarse de Viernes por la noche. El fin de semana facilitó la asistencia masiva de festeros e invitados y así pasamos los primeros momentos de ambiente festero con todo el grupo de amigos del Terç de Suavos. Tras una corta sobremesa en el maset nos dirigimos a la punta del puente para desfilar este año en cuarto lugar.

El desfile transcurrió con unas temperaturas agradables más propias de otros meses que permitieron disfrutar de la noche a aquellos que pudieron alargar la jornada. Yo por mi parte en cuanto llegó mi escuadra a la plaza me tuve que retirar para echar una mano a mi mujer con las niñas ya que las músicas y el bullicio las tenían despiertas organizando un pequeño caos en casa.

Día de L’Entrà

Si alguna ventaja tiene tenerse que retirar pronto es el poderte levantar pronto al día siguiente y aprovechar el día.

Así pues el día de l’Entrà comenzaba este año para mi sobre las 8:30 de la mañana. Como nuestra intención era acudir con las dos niñas al acto matutino de las bandas en la plaza, necesitábamos bastante tiempo para vestir a toda la familia.

La más pequeña (y la más madrugadora) fue la primera en vestir el traje de “Suava” este año en casa. Ni que decir tiene que es para mi una satisfacción enorme el ver a mis hijas a su corta edad participar de la fiesta…este año he disfrutado como un crío solo viéndolas a ambas vestir el traje de festera y en especial viendo a la más mayor que a sus dos años ha disfrutado por primera vez conscientemente de la fiesta y se levantaba cada día pidiendo a voces su traje de “Suava”.

Es curioso como el poder vivir ciertas experiencias como esta hacen que unas fiestas sean totalmente plenas y satisfactorias a pesar de haber tenido que prescindir de asistir a más de un acto, grandes comilonas y cenas, salidas nocturnas y otros accesorios que antes formaban parte necesaria de la fiesta en mi mente.

Más de dos horas pasaron esa mañana hasta que los cuatro festeros de casa estuvimos preparados y  listos para acudir a la plaza.

Allí nos reunimos con varios amigos que en situación muy similar a la nuestra habían llevado a sus hijos para participar todos juntos del desfile.

Este año se habían introducido ciertos cambios en el acto matinal y había un concurso de bandas. Un speaker presentaba la banda y el director que iban a actuar así como la pieza a interpretar antes de cada actuación. A esto seguía la interpretación de la banda que para mi gusto ralentizaba en exceso la salida de cada filà  de la plaza.

El tiempo no pintaba tan benévolo como el día anterior y un aire helado incomodaba mucho la espera con los niños en la plaza hasta el punto que casi desistimos de esperar para participar en el desfile.

Finalmente sí esperamos y disfrutamos de ver a nuestras hijas con otros pequeños zuavos y zuavas, acompañando al banderín de la filà con el aire helado de acompañante pero con la sonrisa en la cara. Esto hizo que olvidásemos pronto la larga e incómoda espera en la plaza.

Me gustaría hacer una reflexión sobre un acto como este, en el que la participación de los niños es bastante nutrida. No se debería dilatar en exceso el arranque de las bandas ya que sobre todo los niños de las ultimas filàes en salir se pueden pasar más de una hora de plantón esperando. Se ha querido dar protagonismo a la música con el tema del concurso lo cual puede ser interesante , pero habrá que pensar en dar a los crios un acto adecuado en duración y horario dentro de nuestras fiestas para su exclusivo protagonismo y disfrute, ya que ellos son el futuro de la fiesta y a veces no reparamos en las esperas y temperaturas que les hacemos soportar.

Acabado el recorrido del pasacalle volvimos a casa sin asistir a la mascletá, que preferimos oír de lejos para tranquilidad de los pequeños.

Una vez acompañada la familia a casa me dirigí a comer al Riberet junto al resto de amigos de la cuadrilla. Este año era el primero que volvíamos al Riberet desde su reapertura y debo decir que nos prepararon un suculento menú donde destacaron unas frequísimas quisquillas y un sabroso arroz con bogavante que hizo las delicias de los comensales.

Tras la comida, vuelta a pasar por casa a recoger a mi mujer y a mi hija mayor, para acompañarlas hasta la carroza en la que íbamos a participar en la entrada junto con otros amigos. Por segundo año consecutivo habíamos alquilado una carroza para poder salir todos juntos con nuestras familias al desfile. Tras un pequeño lío a la hora de sentarnos que hizo que acabáramos distribuidos de forma algo incoherente, comenzó la entrada y pasamos un buen rato viendo a los niños disfrutar tirando golosinas y conffetti a diestro y siniestro.

Este año la filà saco  además de escuadras infantiles, ausentes en años anteriores, cuatro carrozas infantiles propias más la nuestra y la del Alférez que también estaba llena de  niños y amigos del mismo. Quiero pensar que no solo somos la filà más numerosa sino que también el futuro de la misma está garantizado viendo la gran cantidad de niños participantes.

La Capitana de la filà participó junto con su padre en  una espectacular carroza que figuraba un dragón y fue acompañada de diversas escuadras especiales de amigas y familiares.

Después de acabar nuestro recorrido merendamos unos bocadillos en el maset y volvimos rápidamente a casa para ver a nuestra hija pequeña que se había quedado a cargo de la abuela (benditas abuelas) para que pudiésemos salir.

Una vez todo en orden en casa me fui a casa de mi abuela para disfrutar desde sus balcones de lo que quedaba del desfile de l’Entrà.

La presencia de amigos y familiares en casa de mi abuela hizo que estuviese más pendiente de conversar con ellos que del propio desfile que pude contemplar en los escasos ratos en los que quedaba hueco en algún balcón. A diferencia de otros años el ser Sábado había llamado a gran cantidad de gente a venir a ver la entrada de moros y cristianos.

De lo poco que pude ver destacaría la capitanía de los “Marrocs” por la vistosidad de las escuadras del boato en las que participó más de un pariente mío amigos y familia de la capitana.

También destacar la participación en una carroza vestido de Mosquetero de uno de mis amigos de cuadrilla que al ser primo de la capitana de la filà, tuvo que mudar de atuendo para acompañarla en su capitanía. Aún así, siempre fiel a sus colores hizo doblete saliendo a la entrada también en la oficial de Zuavos.

La sombra de las dificultades económicas por las que pasa el país tuvo su reflejo en la entrada, ya que pese a ser sábado no finalizó demasiado tarde…En tiempos de bonanza recuerdo más de una entrada acabar casi a medianoche al caer en sábado. Las carrozas/camiones del final del recorrido brillaron por su ausencia y donde antes salían una media de 10/12 camiones este año se saldó con un solitario camión de la filà de Españoletos.

Acabado el desfile me dirigí a mi casa dando por finalizada la jornada festera.

Día de Sant Blai.

Aprovechando que mis hijas no madrugan demasiado mi primera intención era la de salir a la Diana y volver antes de que estas despertaran. Sin embargo finalmente no me resulto posible salir y contemplé la diana desde la ventana de mi casa.

Algunos de mis compañeros de cuadrilla pasaron desfilando y saludaron a la ventana con cierto cachondeo al verme pegado al cristal en batín y pijama.

Tras el cansancio y la excitación acumulada durante el día anterior, las niñas tardaron lo suyo en despertar dándonos tiempo a un tranquilo almuerzo en casa  y a una reparadora ducha.

Una vez mas el largo proceso de uniformarse convenientemente nos llevó gran parte de la mañana y una vez todos a punto nos fuimos a “les paraetes” a comprar unas fotos y algún juguetito a nuestra hija mientras hacíamos tiempo para asistir al saludo.

El agradable solecito que hacía junto al castillo, nos invitaba a esperar a nuestra filà allí mismo por lo que no subimos a la salida de la iglesia como era nuestra intención inicial.

Vimos pasar a Mosqueters, Marinos, Marrocs, Moros y Estudiantes y nos enganchamos al paso del Terç de Suavos para ir a la “picaeta” en el maset. Allí mi hija mayor disfruto como una loca acabando con todos los “cacaus” y “tramussos” a su alcance  y contaba eufórica en su jerga infantil todo aquello que le pasaba por la mente. Cada vez que sonaba la música se ponía especialmente contenta y  cuando paraban de tocar decía a gritos  “Ja s’ acabat!!” y  “…Ara tocaran mes…”.

Acabada las reservas nacionales de cacahuetes y altramuces no sin dificultades por nuestra parte, conseguimos convencerla para irnos a casa a comer.

Una vez en casa disfrutamos de el tradicional puchero de Sant Blai que cada año prepara mi suegra para celebrar como toca en la mesa el día de nuestro Patrón.

Para mí comida relámpago ya que, aunque mi mujer e hijas se quedaron en casa descansando, yo si pude asistir al Piquete en el que pude disfrutar de la compañía de mis compañeros de cuadrilla.

El desfile resultó agradable y como siempre divertido gracias a las ocurrencias de mis compañeros y a las obligatorias y alimenticias paradas en casa del capitán y del alférez.

Este año disfruté especialmente de la compañía de mis amigos en este acto ya que las distintas obligaciones familiares nos había mantenido algo dispersos durante todas las fiestas y fue en el piquete donde pudimos disfrutar de un verdadero ambiente de cuadrilla.

Finalizado el recorrido vespertino del piquete y casi sin parar a respirar, corrí hacia casa para dejar el arcabuz y a recoger a mi mujer y mis hijas con las que quería salir a la procesión.

Como la mas pequeñita de la casa estaba placidamente dormida con su traje de suava puesto, nos pareció un crimen sacarla de su sueño para llevarla a la procesión. Así que se quedo en casa con los abuelos y el resto de la familia nos dirigimos a la Iglesia para tomar parte en la procesión.

Mi hija mayor se empeño en llevar el cirio que habíamos comprado y en hacer el recorrido a pie, pero se ve que el ritmo le parecía lento y estiraba de mi mano con insistencia para que avanzásemos más aprisa. Cuando se cansó de caminar continuó el recorrido en mis brazos siempre atenta a la novedad que para ella suponía el acto. En un momento dado e imitando a uno de mis amigos que acababa de lanzar un Vítol!, la niña espontáneamente exclamó con todo el volumen que le permitió su vocecita un ‘Vítol i Vítol al patró Sant Blai, Vitoool!!’ teniendo lugar uno los momentos  para mí más graciosos y entrañables del acto.

Junto con nosotros otros amigos también participaron de la procesión con sus hijos en estos años en que el participar en el piquete en la procesión queda relegado para nosotros para poder disfrutar de nuestros hijos y familias en dicho acto.

Esperamos la entrada de Sant Blai en la plaza que entró precedido de la habitual liturgia creando una sucesión de actos, no por conocidos menos emocionantes.

El piquete entra abriendo camino. El guión con su escolta precede a los capitanes y alfereces y a los miembros de la junta de fiestas. Entra la Relíquia portada este año por festeros de la filà de Españoletos…y por fin aparece por la esquina recortando su imponente silueta contra l’arc la imagen de nuestro patrón Sant Blai. Lluvia de papelitos, ramillete de fuegos artificiales saliendo desde delante del “Campanar”..mas de mil voces aclamando al patrón. VITOL I VITOL AL PATRO SANT BLAI!!!. Aparición de la imagen del Santo en el castillo…y unos momentos en que yo viendo la carita de mi hija que desde mis brazos no pierde detalle entre contenta asustada y asombrada no puedo evitar acordarme de aquellos familiares que hoy no están y en como hubiesen disfrutado contemplando esta escena.

La comitiva retoma su marcha y nos quedamos con los críos en la plaza. La jornada ha sido larga y pesada para ellos y no podemos esperar a que baje la filà para ir al maset. Así que todos los allí presentes en la misma situación nos marchamos a casa para que los niños descansen después de una tarde tan intensa.

El día grande acaba en casa dando un bañito a las criaturas con la música de fondo de los Moros y los Contrabandistas pasando por delante de casa para ir al Maset.

Día de Moros y Cristians.

Otro día que empieza aprovechando el sueño de mis hijas para darme una ducha y desayunar tranquilamente. Entre levantarme tarde y lo largo del proceso de aseo y vestimenta anteriormente comentado empieza la batalla de arcabucería y comienzan a pasar por casa los primeros disparos.

Hasta ahí todo según lo previsto, pero de repente y mientras me tomaba un tazón de café con leche un estruendo enorme suena en la calle. Ostras!!!, eso no es un arcabuz, ni siquiera un mosquete!!..Cuantas cargas le han metido??.

Me asomo al balcón para descubrir como el responsable del impresionante disparo había sido un cañón plenamente funcional que disparaba bajo el mando de una cuadrilla de Zuavos muy amantes de la pólvora. La verdad es que como idea me pareció estupenda y la puesta en escena muy adecuada para una filà de corte tan militar como es la nuestra. La introducción del cañón amenizó el acto del disparo y reintrodujo un elemento de artillería que en tiempos pasados participaba siempre de la mano de los Españoletos y los Moros Viejos. Aprovecho para animar  desde aquí a las dos filaes que tradicionalmente han hecho uso del cañon a recuperar su uso funcional y felicitar a los Zuavos por atreverse a incorporar la artillería a nuestras filas dando el toque de originalidad y novedad a un acto que en los ultimas años se ve  amenazado por las restricciones legales con el uso de la pólvora.

Detrás de los disparos con la precaución necesaria nos dirigimos a la plaza para ver la embajada. Impecable interpretación de los embajadores y bonitos trajes los elegidos por ambos contendientes para desempeñar su cargo. Muy guerrero el del cristiano y totalmente negro y muy señorial el llevado por el embajador moro, nuestro amigo Fernando Vañó.

Acabada la embajada toda la familia al maset donde los niños campan a sus anchas. Ese día he quedado para comer con mi cuadrilla en el maset así que una vez acompañada a casa la familia, me vuelvo al maset de la filà para compartir mesa con algunos de ellos.

Mi hermano nos acompañará también en la comida ya a pesar de ser de otra comparsa mantiene vínculos de amistad con muchos de mis amigos y desea participar de nuestra compañía.

Menú sabroso pero sin pretensiones y tras una larga tertulia en la que se habla de temas tan dispares como la fiesta la política y la tauromaquia, nos dirigimos a les Coves a alargar la sobremesa y hacer tiempo para contemplar la embajada de la tarde.

Sobre las seis de la tarde dejo a mis compañeros en les Coves para volver a casa a recoger a mi familia. De nuevo nos dirigimos a la plaza para ver la embajada de la tarde que sigue el guión de costumbre.

Mi hija mayor se entretiene repitiendo según entiende las ultimas palabras de cada frase de la embajada  dando lugar a un rato muy cómico. También le llama mucho la atención la vistosidad de traje de contrabandista de su abuelo que la tiene en brazos durante todo el acto.

Presenciamos el entierro de la Mahoma y volvemos al maset donde se representa un sketch humorístico por parte de algunos miembros de la filà y mi hija hace sus primeros pinitos como cabo de escuadra con una especie de sable láser más grande que ella.

Tras acompañar a mi familia a casa y colaborar en el proceso de arreglar y acostar a las dos niñas aún me queda tiempo de salir a la calle para ver la retreta.

Me dirijo al Cancell para reunirme con otros amigos y con mi hermano que han cenado allí y juntos vemos la retreta.

Destacaría la participación de los Zuavos con un tren cargado de miembros de la filà. Los Marinos, sin duda los más originales que participaron con una góndola donde iban más de 160 personas ataviadas de gondoleros y Mosqueteros que fieles a su numerito anual se caracterizaron de las mozas de Gandia Shore con piscina, palmera y versión personalizada del GANGMAN STYLE. Destacar la actuación de uno de nuestros amigos bailaba caracterizado cual Ylenia de vía estrecha en medio de toda la tribu.

Tras el desfile me fui a casa dando por acabada la penúltima jornada de las fiestas.

Día del Sto Cristo.

El día del Santo Cristo amaneció este año con un agradable tiempo soleado que invitaba a la subida a la Ermita. Sin embargo nuevamente mis obligaciones familiares me hicieron desistir de la idea y pasar una mañana de fotos y “paraetes” con mi hija.

Después de un rato en la plaza jugando con la niña  y charlando con unos y otros, la gente comenzó a llenar la plaza para acudir a besar la reliquia de Sant Blai.

Reunidos con mi mujer y mi hija pequeña subimos a la Iglesia donde besamos la reliquia…(bueno más bien besé yo , porque a la cría parecía no hacerle demasiada gracia que un señor desconocido le arrimase a la boca un objeto de metal tan grande…).

Compramos un pin de Sant Blai de recuerdo para que cada una de mis hijas lo luciese en su traje de festera y dimos la vuelta al recorrido de rigor en dirección al Maset de los Zuavos.

Algunos de mis amigos ya habían tenido que regresar a sus puestos de trabajo y otros estaban a punto de hacerlo así que el ambiente estaba algo descafeinado.

Se planteó una comida en el maset a la que solo tres de mis compañeros pudieron asistir. Yo por mi parte me había comprometido a comer en casa para echar una mano y tampoco pude quedarme.

Una vez cumplidas mis obligaciones me acerque al maset para incorporarme a la sobremesa con la sorpresa de que de los tres que habían uno se iba a casa a cambiarse, el otro volvía a Valencia y el tercero tenía que acudir al Te Deum.

Ansioso por tener algo más de fiesta, me dirigí a les Coves esperando encontrar algo del ambiente que había la tarde anterior, pero mi gozo en un pozo….Me tome una tónica más solo que la una y esperé a ver el desfile de les “filaes” camino del monasterio de las monjas  esperando ver a aparecer a alguno de mis amigos.

Nada…finalmente parecía que todos estaban escondidos o habían llegado a su límite, así que visto lo visto opte por irme a casa hasta que el desfile posterior al cambio de bandas pasase por allí.

Tras un rato en casa, el desfile empezó en la punta del puente y bajé a la calle con mi mujer y mi hija para engancharnos al mismo.

En un primer momento ninguno de mis amigos apareció por allí y tentado estuve de no incorporarme al desfile. Finalmente recorridos unos metros empezaron a aparecer algunos amigos y conseguimos completar el mismo.

Destacable la actuación de uno de los hijos de un amigo que con menos de dos años se empeñó (y lo consiguió) en hacer el desfile entero a pie.

A los sones de “El Zuavo” ambos bloques de Zuavos y Zuavas mandados por el capitán y la Alferez 2014 recorrimos las calles principales del pueblo y pusimos punto final a la participación de la filà en las presentes fiestas.

Un ultimo refrigerio en el maset antes de retirarse a casa. Ni me plantee quedarme a ver la Cordà pese a que es un acto que disfruto de ver (no soy tan valiente para salir), ya que empezaba a tener una inusual sensación de cansancio algo extraña que me estaba apagando las ganas de fiesta.

Una vez en casa sentía la urgente necesidad de quitarme el traje y meterme en la cama cuanto antes, cosa rara en mi , que normalmente siempre trato de alargar el momento de acabar la fiesta…¿Habré pillado algo?

No fui testigo de la Cordà como digo pero según me contaron, fue concurrida por mucha gente de fuera que vinieron ex profeso a Bocairent por la peculiaridad del acto.

Día de L’Eixabegó

El diá de L’ Eixabegó no me levante con muy buen tono…una tos persistente había hecho mella en mi y me estaba fastidiando bastante.
Aún así consciente de que había que volver a la normalidad pasé la mañana recogiendo la casa, haciendo las compras necesarias en el supermercado y cumpliendo la promesa hecha a mi hija de llevarla a la feria que había instalada junto al instituto.

Mientras la niña disfrutaba de las atracciones , el aire frío se me clavaba en los oídos y cada vez mi sensación de no encontrarme bien se iba acrecentando.

Como pese a todo no quería quedarme sin ir a la tradicional comida del dia de l’Eixabegó, hice caso omiso a mi malestar y me dirigí al maset de los Zuavos para comer con mis compañeros.

Una vez allí conversamos los pocos que pudimos asistir sobre distintos aspectos de la fiestas, las anécdotas vividas etc y pudimos disfrutar de unas de las cazuelas más sabrosas que yo recuerdo haber comido en la filà.

Recién acabada la comida mi malestar se fue haciendo más evidente y decidí poner punto final a la fiesta 2013 sin darme tiempo a la melancolía o al recorrido en familia de “paraetes”, castillo u otros ítems festeros como otros años.

Como podréis imaginar la intensa temporada de Gripe de este año tuvo en mi a una de sus víctimas y aún hoy casi una semana después sigo aguantando pacientemente alguna de las molestias de tan molesto virus.

Aún así y a pesar del vírico final, estas han sido unas fiestas especiales para mi.

He podido disfrutarlas con mi familia y amigos , agradecer a todos los que las han vivido conmigo la compañía..sin cuadrilla no hay fiesta. Dar las gracias especialmente a mi mujer que ha redoblado su esfuerzo con nuestras hijas para que yo pudiese salir a muchos actos aún a costa de no hacerlo ella y en especial a mis pequeñas hijas que me han proporcionados un sinfín de emotivos momentos que no tienen precio.

Ahora nos queda como siempre por estas fechas recordar las fiestas pasadas y empezar a soñar con las de 2014 que en pocas semanas comenzaran con el primer “panellet”.



VÍTOL AL PATRÓ SANT BLAI!!!