Ecologia sorprendente

Siempre he considerado de gran importancia todo lo relativo a la protección de los animales y las acciones encaminadas a la protección de las especies en peligro de extinción, pero sin embargo debo confesar que ultimamente los ecologistas empiezan a pasarse de la ralla.

En los últimos años alguna lumbrera decidio que era necesario reintroducir en la sierra que rodea a mi pueblo, algunas especies que la habitaron en tiempos ya lejanos y cuya presencia hoy dia era escasa o nula.

Así que listos y bien mandaos los campeones de la ecología comarcal decidieron tras tomarse unas copichuelas (supongo que no pocas) , que era preciso reintroducir la vívora común (bicho venenoso y en consecuencia peligroso para el hombre) en el ecosistema local.

Sin pensarselo estos señoritos soltaron unos cuantos sacos de vívoras en un paraje cercano a la población y se fueron a casa satisfechos del deber cumplido, sin tener en cuenta que la desaparición de estos seres, vino motivada por la ausencia de comida para ellas en el monte... y como los animalitos tienen que comer, el vívoro le dijo a la vívora

-¡Matilde, aqui en el monte no hay futuro, coge a los niños y bajemonos p'al pueblo!.

Así que ahora tenemos una bonita invasión de vivoras buscandose los garbanzos en los aledaños
del pueblo, piscinas, parques e incluso en las casas de campo. Doy fe de ello que tuve que vermelas con tres de ellas en menos de una semana, por considerar las señoras vívoras que mi casa era más comoda para anidar que la sierra, cada vez más carente de alimento y refugio para ellas.

¿Era realmente necesaria la "reintroducción" de un bicho peligroso en un habitat que dejó de ser el suyo hace decadas?

El pasado sabado vi por televisión como uno de estos grupitos de aspirantes a "capitan planeta", se descolgaba por un acantilado en la misma sierra, con el fin de capturar a un pollo de buitre recien nacido para sexarlo, vacunarlo y catalogarlo.

Los ecologicos cenutrios lo hacían con el loable objetivo de poder controlar el crecimiento de la reintroducida población de buitres negros que, igualmente, se las ven putas para comer en un hábitat donde ya no existen grandes depredadores que generen la suficiente carroña para garantizar su condumio diario.

Pues nada, que estos amantes de la naturaleza cogieron al pollo, lo metieron en un saco y lo llevaron a su base de operaciones, conde le pusieron más banderillas (vacunas) que a un mihura, una argolla en cada pata. un precinto numerado en el cuello y una etiqueta de colores remachada (sí, sí remachada) en cada ala.

Y así, hecho un cromo devolvieron al confundido pollo a su nido y se volvieron a casita tan ufanos sin pensar que muy probablemente la sra Buitra al ver a su hijo de esa guisa, tal vez optara por abandonar el nido o echarlo de casa.

-¿Pero donde vas con esa facha?-graznó indignada la buitra-¡hala a la puta calle desgraciao..!,¡hippy que eres un hippy!

Ecologistas....¡A estos tios tambien habría que anillarlos con un bonito remache en los cataplines!.